Sentido del gusto.
Gusto:
-m. Sentido corporal con que se percibe el sabor de una sustancia soluble. Sabor. Placer, deleite. Voluntad propia. Facultad y manera personal de apreciar lo bello o lo feo. Capricho, antojo.
Gustar:
-intr. Agradar, parecer bien algo a alguien. Desear, sentir afición. Degustar, sentir el sabor en el paladar. Probar, experimentar.
Queridos otros:
Es posible que si ustedes están leyendo esta carta es porque las cosas ya valieron madres para nosotros. Pero bueno… en caso de que anden buscando al cuerpo (humano), aquí una recomendación que les facilite la identificación entre tanto bulto.
¡Chupen!
Intuyo que su sentido del gusto es mucho más amplio al de nosotros, quizás como de 48 sabores distribuidos en una lenguota, o ¿será se han quedado únicamente con los aromas? nada solido ¡ah! ¿y la cerveza romulana? Ojalá que si exista y no sea nomás un invento de los freakies esos…
Regresando. Creo que saborear es un buen inicio en el reconocimiento del cuerpo; ese impulso de llevar todo a la boca es ¡tan humano! Como especie y como individuo. Algunas veces embelesantes otras fatales pero de eso se trata ¡Inténtelo! …bueno, primero escojan a uno para que lo haga…
El gusto y la tradición por guisar la comida es importante para distinguirnos como humanos, y ¡qué decir de los mexicanos! aunque irónicamente muchos comemos mal. Si saborean un cuerpo así como grasocito, dulcezón, pero exasperante, picosito; es posible que hayan probado a un mexicano promedio.
Es el año 2011. Nos regimos apenas por seis sabores diferentes -en realidad hay todavía incertidumbre si en verdad son seis… pero bueno- Apareció primero la sal, luego las especias y la azúcar; es decir: salado, amargo, agrio y dulce, la clasificación predominante hasta entonces. Si muerden un poco, podrán degustar de nuestro sabor a umami y al graso, los sabores ¡Yumi, yumi! ¡Qué bueno está esto! ¡Delicioso! Quizás la primera y la más común de las divisiones culturales se den en estos sabores: la oriental y la occidental.
No me refiero a que el sabor umami sea exclusivo a Japón, o que el graso sea oriundo de Estados Unidos por decir algo; sino que, entre sus platillos más populares ambos sabores son dominantes. No es sorprendente que una sopa de algas marinas haga preguntarse ¿a qué sabe esto? Y entonces ¡pum! A umami científicamente comprobado. Lo mismo con una hamburguesa y el sabor graso…. Y sin necesidad de un paladar sensible.
El umami y el graso -sabiéndolos usar- pueden mejorar, distinguir o potencializar algunos sabores en la búsqueda de “MÁS”. Incluso podrían ser dos maneras diferentes de comprender su respectivo capitalismo. Son sabores ¡para chuparse los dedos! Les digo ¡Nuestra onda es la chupadera!
Nada más cuídense del “síndrome del restaurante chino”, las jaqueca y nauseas que puede causar el sabor umami del cerebro. Aguas con el aumento en los triglicéridos debido a la grasa que hay en las vísceras o en las extremidades; o con la presión sanguínea por la sal de nuestra la piel; peor aún, cuidado con que les suba el azúcar por lo dulce de la sangre. Váyanse con cuidado con los amargos y los ácidos por aquello de la gastritis…. Aunque, estos pueden servirles desde el incio para saber si nosotros somos tóxicos a su paladar… creo que debí decírselo antes.
Si lo que probaron fueron mexicanos y aún no han convulsionado, se me ocurre aprovechar su virginal sentido del gusto para regresarnos a la acción inicial de introducir algo en el cuerpo e ingerirlo. Y quien mejor para esto que Alonso Ruvalcaba:
De entrada –la coca-. Nulifica esas células que cubren el área de la nariz, neuronas que no están en el cerebro… nos hacen comprender que un vino no sólo es dulce sino que sabe a chabacano, a una fruta deliciosamente seca en el invierno, a guayaba, a higo. Después propicia la liberación de dopamina (la sustancia que asociamos con la felicidad y el placer) y acelera el pulso; te hace sentir excitado, inquieto, ansioso. Tus reflejos se aguzan, se traba la mandíbula, duele la cabeza… se dilatan las pupilas. Eres sumamente capaz de la concentración (leer poesía es un ejercicio revelador) y de la conversación argumentada… Una sesión espesa de coca, un viernes, significa también un sábado sin dormir. Otro problema interesante es el del sexo; la coca puede despertar la erección o disparar la lubricación vaginal pero, por otro lado, impedirte alcanzar un orgasmo. Es difícil querer excitarse si no hay en el futuro la posibilidad de venirse… Otro probable efecto es la adicción y lo que ella puede implicar: desesperación y, ya que es un hábito particularmente caro, bancarrota –incluidos ustedes-. Inquietud, paranoia, alteraciones del ánimo, irritabilidad y alucinaciones auditivas… -en estás alucinaciones ¿qué verán ustedes? ¿A dios? ¿a nosotros como los otros?- Ya que la coca le manda un estricto mensaje de acelere a tu cuerpo, es sabio no contradecir ese mensaje.
-Con la mota- los ojos se irritan, las pupilas se dilatan, el ritmo cardiaco se acelera, se seca la boca. El tiempo parece detenerse, la música suena nitidísima, prístinamente clara, literalmente alucinante –tanto que, en efecto, las notas se ven, adoptan formas inexplicables, en un lapso de la llamada sinestesia. Hay receptores cannabinoides en partes del cerebro dedicadas al placer, al pensamiento, a la concentración, a la coordinación de movimientos. No te sorprendas si cualquiera de esas áreas resulta afectada: todo te mata de la risa, eres capaz de concentrarte en un punto de la pared durante muchos minutos, te vuelves torpe. En la conversación puedes decir algo infinitamente revelador, y olvidarlo minutos después. O darte cuenta de que era un montón de patrañas. El tacto se multiplica muchos miles de veces –masturbarse en mota, sobre todo si la mano es ajena, puede ser apabullante–, el gusto –todo sabe delicioso– y el hambre también. Es probable igualmente que haya alucinaciones leves o engaños de la memoria -¿qué tal que se olvidan a que venían?-. Es una droga introspectiva, a la que hay que dejar hacer su trabajo… que procures llegar a tu primer viaje sin demasiadas broncas extra, asuntos domésticos o escolares o laborales –o en este caso inter-espaciales – que puedan malviajarte cuando tu sensibilidad se haya exacerbado, y, en el caso de que en efecto haya un malviaje, te lo lleves con paciencia: se pasará en un ratito.
Esto se los pongo porque igual y ya estando en el planeta Tierra y en México pues… son casi casi, usos y costumbres. La cocaína y la marihuana ¡son tan humanos! ¡tan mexicanos! Lo mismo que hablar de la muerte o de la comida…. Y sí, aquí todos se relacionan.
En todo caso, ya sea desde el umami o la marihuana, siempre es bueno tener cerca una botella con agua simple …. Ojalá que ustedes no sean de esos que la pura agua los mata ¡por cierto!
En breve. Somos como una bolsa con consomé de barbacoa con maciza… hasta se me hizo agua la boca.
Bueno espero que estás recomendaciones sen de utilidad en su búsqueda ¡buena suerte! Y ¡buen provecho!